¿Quién no ha salido de una reunion, cena o cine con la sensación de que cada persona vivió una experiencia distinta?
No es lo que sucede, sino cómo interpretamos lo que sucede. Estas interpretaciones, muchas veces automáticas, son las que condicionan nuestra forma de escuchar.
Entonces… ¿cómo entrenar nuestra escucha?
Comparto 6 claves que pueden ayudarte a cultivar la escucha día a día:
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Asumo la responsabilidad de mis emociones. Antes de hablar, respiro. Estoy presente.
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Gestiono mis juicios. Distingo entre hechos y opiniones. No entro en reacciones automáticas.
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Evito suponer. Hago preguntas abiertas. Escuchar también es dar espacio al otro.
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Valoro el silencio. Estar en silencio no es lo mismo que estar callado.
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Verifico lo que escucho. Confirmo y aclaro lo escuchado. Evito malentendidos.
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Cuido mi tono y mi lenguaje corporal. Lo que digo debe estar alineado con cómo lo digo.
¿Qué vas a ganar si aplicas estas claves?
Y recuerda: en la comunicación hay dos partes, y por lo tanto el resultado depende 50/50.
A veces cargamos con más responsabilidad de la que nos corresponde. Por más que apliques estas claves, si la otra persona no quiere escuchar o interpreta desde sus propios filtros… ¿de quién depende esto?
Te invito a enfocarte en lo que está en tus manos, empezar por ti y crear un plan de acción.
Además, te propongo el siguiente reto sencillo y poderoso. ¿Te animas?