Despierta tu CREATIVIDAD
Todos nacemos creativos, entonces ¿qué nos sucede con el paso de los años? ¿Por qué una inmensa mayoría afirma que la creatividad no es lo suyo? ¿Qué nos impide potenciar ese "preciado e innato talento"?
En mi opinión, uno de los mayores impedimientos es poner el foco en el “¿qué dirán?” en vez de en “¿qué digo yo de mí?". Damos más valor a lo externo que a lo interno. Buscamos más el reconocimiento de los demás que el propio, y así, poco a poco, vamos perdiendo autenticidad, confianza en nosotros mismos y en nuestra capacidad de crear. Desarrollamos el miedo a equivocarnos, a fracasar, y elegimos dejar de hacer en vez de probar y aprender. Pero, ¿quién nos dice hoy que cometer un error es malo o un fracaso?
Con demasiada frecuencia dejamos que el error nos bloquee. Nos enfadamos con nosotros mismos y nos juzagamos con mucha severidad. Esto sucede porque hemos sido educados en castigar la equivocación en vez de agradecerla. Deberíamos dar las gracias al error, porque supone un gran aprendizaje que nos ayuda a buscar nuevas alternativas y alcanzar el éxito.
Como decía Tomas Edison, "No me equivoqué mil veces, ya sé mil maneras de cómo no hacer una bombilla."
¿Cómo es posible que sigamos con este patrón hacia nosotros mismos, al educar o liderar? ¿Qué necesitamos para pensar de forma diferente? ¿Para qué seguimos respondiendo a las ideas de los demás con frases como “¡Lo que dices es una tontería, no tiene sentido! ¡Déjate de pájaros en la cabeza! ¡Menos soñar y más trabajar! Lo correcto es..”? ¿De quién hablan estos juicios? ¿Qué ganamos manteniendo estos hábitos que tantas veces coartan la creatividad y nos hacen creer que no somos capaces?
En nuestro día a día no somos conscientes del impacto que han tenido estas conductas en nuestra autoestima, y buscamos de forma incosnciente la aprobación de los demás para sentirnos seguros y capaces de hacer algo diferente. No nos paramos a pensar de dónde viene esta necesidad. ¿Es nuestra o heredada?
Esto contribuye a que nuestra creatividad se haya ido adormeciendo y nos haya producido sentimientos de frustración e incapacidad, que nos esforzamos en ocultar, pero están ahí.
Por lo tanto, apostemos por nuestra creatividad, cuidando lo que nos decimos. A veces somos nuestro peor enenmigo.
Evitemos buscar la certidumbre en todo lo que hacemos. La vida es incierta, impredecible y temporal.
Digamos adiós a herencias que nos han limitado y busquemos en primera instancia la propia aprobación.
Aceptémonos como somos, y actuemos como queremos llegar a ser.
Alejémonos de entornos tóxicos que anulan cada nueva idea por envidia o propios complejos. Acerquémonos a personas que contagian energía positiva, curiosas, con ganas de cambiar. “Vivamos mil días distintos, no mil veces el mismo día”.
Y por último, confiemos en el niño que hay en nuestro interior, porque cuando creemos, creamos.
¿Qué nuevos horizontes estamos abriendo si comenzamos a valorar la creatividad tanto como los conocimientos?
¡Mucho éxito!