CONFLICTOS, ¡bienvenidos!
¿Qué necesitamos para vivir los conflictos como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje?
Con frecuencia, no somos conscientes de nuestra propia responsabilidad ante un conflicto. Además, no nos damos cuenta que nuestra forma de reaccionar habla más de nosotros mismos que del otro. Ponemos el foco en tener la razón, en conseguir nuestro objetivo, y olvidamos la importancia de escuchar, de ver más allá. El resultado son malinterpretaciones, distanciamiento.
¿Qué no impide ser empáticos sobre todo en momentos de tensión?
Comparto 4 claves que considero nos pueden ayudar a gestionar los conflictos de forma eficiente:
- Respeto mutuo. Si nos viésemos como un iceberg, nos daríamos cuenta que solo mostramos el 10% de nuestro ser. El 90% restante permanece oculto y es donde escondemos nuestras emociones, creencias y valores. Nos cuesta mostrarlo por miedo a que nos hagan daño, a sentirnos vulnerables o débiles. Por lo tanto, ¿qué sabemos realmente de las necesidades y emociones de la otra persona?
- Parar cualquier tipo de pensamiento negativo, destructivo o tremendista. Es importante cuestionar nuestros propios juicios. Los juicios hablan de uno mismo. Podemos elegir en todo momento qué nos decimos. Es cuestión de práctica.
- Autorreflexión: ¿Merece la pena invertir tanta energía en defender mi opinión? ¿Para qué doy tanta importancia a tener la razón? ¿Qué me estoy perdiendo al no aceptar una opinión diferente a la mía?
- Expresar sentimientos en el momento, lugar y forma adecuada. Además, es importante preguntar al otro también por sus sentimientos, necesidades o propuestas para solucionar el conflicto. ¿Cómo pretendemos entendernos si no nos expresamos desde la calma y la serenidad?
En un conflicto quien está frente a nosotros es otro ser humano. Si queremos resolverlo, os invito a aplciar la técnica de las 3 preguntas:
- ¿Qué tenemos en común, que nos une?
- ¿Qué es más importante que el tema en cuestión?
- ¿Para qué seguimos hablando de lo que nos separa?
Tomar la iniciativa y aplicar esta técnica es clave para vivir el conflicto como una oportunidad de aprendizaje, de crecimiento, de ampliar perspectiva y volver a conectar. Se trata de afrontar, no de enfrentar.
¡Mucho éxito!